Fulda, ciudad barroca

Una de las primeras actividades al aire libre que realizamos una vez el largo invierno se convirtió en historia, dándole paso a una primavera que, de vez en cuando, nos regaló días soleados y hermosos atardeceres, fue el irnos juntos a patinar y conocer pueblos cercanos a Hameln… Sí, en patines. 

Recuerdo que un domingo mientras patinábamos, a mí se me vino a la cabeza la idea de preguntarle a Mr D, que por qué no le decíamos a nuestros amigos en Bremen sobre armar un plan deportivo juntos, en patines o bici. Teniendo en mente la ciclovía que pasa por Hameln, hasta Bremen y continúa. Ok, Tan tan extremo no era el plan, pero yo si quería hacer algo juntos. 

Al llegar a casa, Mr D les envió un mensaje comentándoles la idea, idea que no les pareció del todo mal, solo que la chica le tiene miedo a andar en patines. :-( 
No sé cómo de un momento a otro la conversación se fue llenando de sugerencias sobre planes alternos y, fue así, como ese mismo día quedamos en hablar por Skype para discutir ideas y fechas. Al final decidimos ir en dirección sur de Alemania. La fecha? un puente de mayo… el destino? en realidad varios, empezando por Fulda. 


Somos intensos, así que llegamos muy temprano, demasiado temprano para hacer el check-in. Por lo cual y como no fue posible, dejamos las maletas en el auto y salimos a recorrer la ciudad a pié. Tal y como lo habíamos planeado.
El buen clima nos acompañaba, el día estaba perfecto y lo que menos queríamos era perder tiempo, pues habíamos calculado aproximadamente 1 día y medio en cada ciudad/lugar/estado que teníamos en mente visitar. 

Fuimos por guías y mapas a la oficina de turismo y, justo frente a esa oficina, nos encontramos con el Stadtschloss, un hermoso palacio barroco, rodeado de hermosos jardines y donde, en cada una de las salas y espacios que hacen parte del palacio, se pueden apreciar elementos característicos de ese período histórico cultural. 







Después de recorrer el palacio de principio a fin, subimos a la torre para vistas panorámicas de la ciudad en general. Las vistas geniales. Nuestra favorita fue la que daba hacia la catedral y la Michaelskirche, iglesia construída entre los años 819 - 822. Las espectaculares vistas nos dejaron con mucha curiosidad, así que fuimos a ver el interior de ambos edificios representativos y llenos de historia. Luego a disfrutar un poco de los jardines y del buen tiempo. 






Recorrimos callejuelas, jugamos como niños en los jardines, almorzamos delicioso en un lindo café que encontramos por casualidad, una pausa a media tarde para calmar el calor con helados y terminamos nuestro recorrido en Fulda con una cena en un restaurante donde se consiguen los mejores Flammkuchen de la ciudad. Totalmente recomendados. Luego fotos nocturnas y a dormir, pues al día siguiente continuaba nuestro roadtrip. :-)








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